martes, 25 de noviembre de 2014

Nostalgia

Erase una vez un chico llamado Roald Dahl, lo mandaron a un internado. Un día se acordó de una enfermedad que tenía su hermanastra: era la apendicitis aguda.  Al día siguiente le dijo a su celadora que estaba enfermo y la celadora  llamó al médico, el médico le dijo que se quedase tres días en su casa.
Le llevaron a casa y tan dichoso se sentía que, por poco, olvida su papel de enfermo.
Esa misma tarde le reconoció el doctor Dunbar.
Después de haberle palpado el vientre y de haber lanzado sus alaridos de rigor.
Asentó compungido y dijo:  
- La morriña todo el mundo la siente al principio.
 El niño le prometió que nunca lo volvería a hacer.


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